Vivo en un país donde, si compras un diario de centro-izquierda, la gente te insulta por la calle. Te dicen "rojo", "cabrón" y te recuerdan que, si Franco aún estuviera vivo, estarías en la cárcel o muerto. Y que te lo mereces. Eso, por comprar un diario.
Vivo en un país donde el principal partido de la oposición, al que se le llena la boca hablando de la "balcanización de España", está provocando exactamente eso, creando un ambiente de odio entre la gente que recuerda a los años anteriores al golpe. Un país donde, después de ver tal actitud en un partido determinado, la gente dice que se desprestigia "la política" y sigue votando a los mismos que gritan, que salen indemnes. ¡La que se desprestigia es la derecha!
Vivio en un país en que ese mismo partido puede dar ruedas de prensa mintiendo descaradamente, sobornar a policías para crear pruebas falsas y fomentar una teoría de la conspiración que nadie se cree, donde sus altos cargos pueden ser corruptos confesos que se libran de la cárcel no por ser inocentes, sino porque las escuchas que prueban su culpabilidad fueron ilegales.
Vivo en un país donde unos cuantos creen que la democracia es un trámite engorroso para llegar al poder y no vacilan en desprestigiar instituciones y fomentar el odio, ya sea hacia los immigrantes, los catalanes o la gente de izquierdas, con tal de lograr su objetivo.
Vivio en una mierda de país, el país que nos dejó Franco, donde la cultura es un bien escaso y donde lo único funciona es el grito y la mentira repetida, donde la memoria de la gente dura menos de tres segundos, donde no se pone en la cárcel a esa gentuza, sí, gentuza que transforma la democracia en un circo para que podamos gritarnos unos a otros. Hasta que un día, la crispación llegará hasta tal punto que llegaremos a las armas y ellos podrán celebrar nuestra balcanización, desterrar o matar a los que se les opongan y volver al poder que, según ellos, les pertenece.
Vivo en un país donde la oposición se alegra por un atentado porque le hace subir dos puntos en las encuestas.
Qué queréis que os diga. Nos están echando. A la gente que piensa, a la gente que se ofende con la falta de argumentos, con la bronca perpetua. A los únicos que pueden sacar al país del atolladero. Porque vivimos en un país que no se nos merece. Un sitio donde no vale la pena vivir.
Algún día, viviré en un país digno de ese nombre.
Y no será éste.
